Trampas olorosas
Para evitar ser devoradas por los insectos, las plantas desarrollan olores para igualar su aroma con el de sus vecinos. Una estrategia de camuflaje para sobrevivir a sus depredadores que rondan en la búsqueda de alimento.
El aroma es la forma en la que mariposas, orugas u otros insectos encuentran su alimento. Los olores fáciles de distinguir son una ventaja para los herbívoros y una desventaja para las plantas.
“Las plantas producen una profusa diversidad de compuestos de olor, los químicos naturales que hacen que las plantas huelan. Los insectos herbívoros detectan olores para identificar y localizar plantas adecuadas para la alimentación”, explicó el profesor Phil Stevenson, coautor de la investigación y líder principal de investigación en Royal Botanic Gardens, Kew.
Y es que los productos químicos producidos por las plantas contienen información importante en el camuflaje vegetal, pero antes no se había probado que cada parte del olor de una planta está codificada con información valiosa.
Mientras las plantas se dedican a producir nuevos aromas, cada vez más similares a las plantas vecinas, los insectos desarrollan su olfato para equilibrar su dieta, pues basta equivocarse un poquito para que los químicos emitidos por algunas plantas puedan ser tóxicos para los herbívoros o estropear su digestión.
Esta relación entre plantas e insectos es una dinámica evolutiva que demuestra que no sólo los compuestos específicos olorosos producidos por las plantas son importantes para la evolución, sino que el conjunto de todos los elementos químicos emitidos por las plantas son importantes para causar confusión entre sus depredadores.
Para conocer esta información algunos científicos tomaron muestras de olores de plantas de un bosque mexicano para analizarlas en un laboratorio de Londres, descubriendo además que este disfraz perfumado esconde en sí mismo una paradoja pues las plantas quisieran pasar desapercibidas para no ser comidas, pero no pueden dejar de producir, además del aroma, todos los químicos puesto que como parte de su defensa estos compuestos volátiles también les sirven para atraer a depredadores y parasitoides que consumen a sus herbívoros.
Así, mientras las plantas necesitan esconderse de sus herbívoros con olores fáciles de distinguir, a éstos les conviene encontrar sus plantas alimento lo más pronto posible y con información clara, por ello, mantienen una relación antagonista.