Las cuatro edades del cerebro
Las cuatro edades del cerebro se describen en cuatro etapas: antes de nacer, durante la adolescencia, la edad adulta y la vejez.
Cuando nacemos nuestros cerebros ya tienen por default un hardware; que enmarca el carácter, la inteligencia, los rasgos de personalidad o el talento para las matemáticas, los deportes o la música.
Sin embargo, gracias a la plasticidad del cerebro el programa puede ir cambiando a lo largo de la vida por la información nueva que está recibiendo.
El proceso de conectividad en el cerebro empieza con la multiplicación de neuronas, después cada una adquiere un rol distinto para funcionar en el cerebro y migran hacia sus nuevos “puestos de trabajo” para acomodarse de una manera perfecta en las distintas áreas del cerebro relacionadas a su función.
Resulta curiosa la forma en la que se comunican las neuronas: a través de electricidad, por lo que -al igual que un cable eléctrico- tienen que aislarse las cargas para que no se disipen, para ello se recubren de una vaina de mielina.
Ahora, de acuerdo con la doctora Herminia Pasantes, el cerebro de la mujer y el hombre son distintos pues mientras en el cerebro masculino las conexiones dentro del mismo hemisferio son fuertes y con menor conectividad entre los hemisferios, en el caso de las mujeres es lo opuesto.
Diferencias entre los cerebros del hombre y la mujer
Los hombres tienen un cerebro izquierdo dominante, mayor expresión de sexualidad mejor abstracción de las matemáticas de la orientación espacial, así como de la capacidad de abstracción y respuestas emocionales distintas.
En las mujeres no hay dominancia de los hemisferios, la sexualidad es menos acusada, tienen un mejor procesamiento de lenguaje, mejor memoria de corto plazo, mejor expresión emocional, respuesta intuitiva y verbalización de los problemas.
¿Cuándo ocurre la diferenciación sexual del cerebro?
En un principio, el cerebro del feto que se está desarrollando está bañado por la hormona femenina de la madre, pero hacia las 18 semanas, si el feto va a desarrollarse como un varón, empieza a liberarse testosterona y la testosterona va a conectarse a través de una serie de cambios que van a determinar el carácter del cerebro.
En la adolescencia, los seres humanos aún no han llegado a la madurez cerebral, en ocasiones se alcanza más allá de los 21 años. Y es que el lóbulo frontal -encargado de analizar los riesgos, para ayudarnos a tomar decisiones- apenas está en formación, de ahí que los adolescentes carezcan de estas características.
En la edad adulta el ser humano define cómo quiere vivir el resto de su existencia y, aunque está completamente formado, las emociones jugarán un papel clave en la vida del individuo pues en el cerebro siempre están en interacción dos áreas importantes: las emociones positivas y las negativas, del mal manejo de éstas dependerá que un individuo desarrolle depresión o ansiedad.
En la última etapa del ser humano, se vive de manera diferente pues hay un deterioro de la memoria de corto plazo, mayor dificultad para resolver problemas, lenguaje menos fluido, vocabulario más pobre, menor concentración e iniciativa, así como ansiedad ante la toma de decisiones.
En este último periodo de vida se ensanchan los ventrículos cerebrales que están llenos de líquido y no de neuronas, ocasionando que las neuronas no se conecten tanto. De hecho, muchos investigadores corroboran que las neuronas no mueren sino las conexiones entre éstas.